sábado, 2 de diciembre de 2017

El final pendiente

Los cambios forman parte de la vida. Están los cambios intempestivos, brutales. Y también están los cambios que, aunque esperados con paciencia, aunque largamente anunciados, te disparan con la misma violencia, te envuelven en irrevocables giros. Entonces,  caes en cuenta… La transición ha pasado y la nueva realidad irrumpió: Hay un nuevo telón en el fondo. Ya no es Arabia. Pero es lo que quedó en ti después de Arabia; después del inicio del desarraigo; después del comienzo de un matrimonio; después de conocer la experiencia de la maternidad, y después de una etapa en la que los ojos se abrieron completamente a una cultura única, rica y distinta. Lo que queda soy yo.
Si pudiéramos tratar la vida como a una película, lo que más apreciaría sería tener la capacidad para reconstruir ciertas escenas… Crearía, por ejemplo, una suerte de flashback que me permita mirarme a mí misma en un momento cargado de significado. Escogería encontrar a esa chica frágil y a punto de partir a Riyadh.  Desde cierta distancia, aún con la conciencia de que no escuchará, le diría: “Estará todo bien. Será gigante la experiencia. Habrá de todo: Temor (y está bien), iras, gritos sordos desde la frustración, alegrías rotundas, emociones únicas, descubrimientos surreales de otro mundo, paisajes oníricos, luz en los ojos, y lágrimas también… Pero todo va a sembrarse en ti. Y te va a cambiar para siempre. Ve”.

No pretendo decir algo profundo ni esbozar novedad alguna acerca de cómo te marcan los viajes largos. Se trata de poder ponerle un sello final a una experiencia que lo merece. A pesar del destiempo y la brevedad de mis líneas, es un sello cargado de gratitud. Nunca en la vida hubiera imaginado que me tocaría esta experiencia, pero ella vino a enseñarme cosas que tomaron forma de aprendizaje   después, como si hubieran necesitado su propio tiempo para encontrar su lugar. Y muy segura estoy de que aún llegarán más -desprendidas de las vivencias árabes- y de que éstas seguirán aterrizando cuando deban hacerlo. Hubiera querido escribir más entradas sobre la vida misma y las aventuras que un expat puede vivir en esas tierras. Sobre todo porque sé que al blog llegan personas que buscan ciertas luces por un viaje próximo o una mudanza inminente al Reino. Quienes me escribieron por privado, en su momento, lograron hacerme saber que algo aporté a sus búsquedas y a su tranquilidad. Tanto quedó por decir, pero tal vez se pueda decir rápidamente (Con toda las disculpas del caso): No dejen de ir a Janadriyadh, un festival tradicional en donde se vive la cultura árabe de manera única; vayan siempre que puedan a irrumpir al desierto (Edge Of The World es obligatorio)… Caminen por esa arena perfecta, departan bajo carpas con los beduinos, acaricien a un camello, súbanse a uno, tomen la leche tibia recién ordeñada de la camella, quédense en el desierto hasta el anochecer (lleven mucho abrigo) y alucinen con el cielo estrellado que estará sobre sus cabezas, y piensen –siempre piensen- que hay una razón por la cual ustedes están pudiendo ver ese espectáculo que te invita a abstraerte, y búsquenla. Coman mucho, prueben toda la comida que llega allí de primera mano para que su paladar se extienda y explote con nuevos sabores; fumen shisha con todos los sabores que puedan; ejerciten la paciencia con los prayers time y, en general, con lo que venga a retar sus lógicas (créanme que habrán muchos motivos); vayan a los mercados tradicionales; aprecien la arquitectura moderna y antigua, y sientan el tremendo impacto -que para mí nunca acabó- de ver (siempre desde lejos y con respeto) a un musulmán rezarle a Alá; visiten mezquitas; asistan a una boda árabe y a un desfile de modas de abayas; cómprense un Corán y léanlo (lo que puedan); quédense a vivir la experiencia de un Ramadán en Riyadh (está bien que los siguientes años quieran escapar, pero vivan uno, por lo menos); recorran todas las ciudades que puedan. En fin… No es la idea volver una lista de consejos (y seguro se me escapan tantos) o una guía turística este último y breve post, pero siento la total obligación de esta añadidura. Abajo dejo el enlace de una página genial con la que pueden seguir indagando lugares, costumbres y muchísimas cosas más. Está en inglés pero, si ya están considerando ir a vivir allá, más vale que tengan el idioma en un nivel promedio.

Acá pongo el punto final a este blog aunque, como dije ya, la vivencia árabe seguirá siempre en las venas. Si tienen la oportunidad de tener la suya, no teman ni duden que encontrarán muchísimos latinos o europeos como ustedes, con quienes el desarraigo se volverá una oportunidad no sólo de conocer Arabia, sino de acercarse a muchas otras culturas a la vez, porque cada uno trae a su país a cuestas. Y éste es uno de los aprendizajes que aterrizó primero: Los amigos entrañables están en todos lados, incluso en los desiertos.

Un abrazo virtual ahora desde Lima, en donde se sigue el camino.


(El blog mencionado
https://www.blueabaya.com/)