lunes, 20 de enero de 2014

Eso de salir a la calle: La experiencia del Centro Comercial



Y bueno…eso de salir a la calle puede sonar muy banal para cualquiera, pero para mí es una respiración. No me malinterpreten: estar en mi casa es muy agradable, porque yo lo hago agradable procurando que cada día no sea igual que el otro, usando mi imaginación, aprendiendo cosas, y entregándome a mis placeres. Ya he dicho que no vivo en un compound, sino en una casa, en medio de otras casas árabes, así que por aquí no están los lindos vecinos familiares; por eso, las amigas vamos a los compounds de las otras amigas y así pasamos mañanas y tardes divertidas. Obviamente, eso no se puede hacer todas las mañanas o las tardes, así que, en lo regular, uno misma debe inventarse el día. Si lo piensan bien, ir al compound de una amiga no es, en sí, salir a la calle. Eso creo yo…¿Por qué? Porque, cuando llega la hora de salir, ahí está el bienamado driver en tu puerta… subes, ves la calle por la ventana, el auto entra al compound, y luego entras tú a la casa que visitas. Para salir, lo mismo, pero al revés. Así que, si tomamos en cuenta que un compound es, como ya he dicho, una burbuja occidental, entonces, no estás en la calle: sólo la has visto a través de la ventana del carro. “Salir a la calle” es, pues, por ejemplo, irme de shopping a algún centro comercial o bien salir a algún restaurante con mi esposo. Evidentemente, eso último lo puedo hacer generalmente sólo los fines de semana, así que lo del mall es lo más posible en la semana.

Ok, entonces salgamos de casa: vamos de compras! Tu driver te deja en el lugar que tú le indicas.“Thank you. I will call you when I finish” (sonrisa agradecida), y ya está, para adentro del gigante. Me voy confundiendo entre las demás abayas negras, mientras, inevitable y casi inconscientemente, juego a adivinar quién está bonita según las miradas que chocan con la mía. El primer temita es uno al que, según me dicen, me terminaré acostumbrando, y es que una expat siempre va a llamar la atención entre las otras mujeres saudíes, porque anda caminando por ahí sin velo y con la cara descubierta. Así es la situación… por ello, mientras estás en las tiendas, les juro que se puede sentir encima las miradas de los hombres que trabajan allí donde te has metido; unos no te incomodan más de un segundo, pero otros te pueden seguir con los ojos por toda la tienda hasta que sales echa un estrés humano (por eso, yo adoro las tiendas en donde atienden mujeres). Aquí, desde que llegué, soy blanco constante de una bendita pregunta por parte de los hombres de alguna tienda o supermercado que se animan a hablarme: “¿Where are you from, madame? ¿Are you indian?”… “(Maldición) No… I am from Perú” “¿Where…?”.... “Sudamérica”…. “Ahhh”…Inmediatamente, viene mi retirada amable y estratégica para que no sigan diciéndome cómo me parezco a una mujer de la India ni me pregunten qué hago en Arabia o demás impertinencias. 

El otro tema es aquello de tener que estar pendiente de las horas en que inicia cada prayer time, pues las puertas de cada tienda y cada puesto del patio de comidas se cerrarán en tu cara... En este punto hay que darle crédito a la tecnología, y es que hay disponibles numerosas aplicaciones para smartphones, las cuales te indican las horas de cada prayer (y hasta te cantan unos segundos del rezo). Esta es un foto de la aplicación que yo tengo en mi teléfono; se llama Al-Moazin:



Como pueden ver, con esta aplicación en el bolsillo ya una se frustra menos (y sólo escribo “menos”, ojo). Las horas de los prayers suelen ser prácticamente iguales, pero tener a la mano el detalle del día siempre es lo mejor. Así, si me toca almorzar en el mall, pues unos diez o quince minutos antes me enrumbo al patio de comidas y hago mi elección y mi pedido tranquilamente. Ya no me pasa, como al principio, que me toca llegar corriendo al último puesto que cierra y pedir lo primero q lea, ni menos esperar los veinticinco minutos que dura el rezo, sentadita en una mesa, mientras oigo rugir a mi estómago. Otras veces, el prayer time simplemente lo paso sentada en alguna de las numerosas bancas de los centros comerciales (de veras, like a park) y al lado de chicas sauditas, o en una sillita de esos cafés que están en el medio de los patios (no importa que no estés consumiendo, pues en esos momentos los encargados desaparecen). Los baños tienen un espacio para rezar y, si no, las mujeres suelen usar los largos pasadizos que hay hasta los servicios higiénicos: sacan su pequeña alfombra e inician su rezo. Pasa que no todos los sauditas rezan a la hora que indica el Corán, pues tienen un lapso de tiempo determinado para hacerlo luego; por eso, es normal ver que, en los centros comerciales, la mayoría de las personas están simplemente esperando que se vuelvan abrir las tiendas mientras revisan sus smartphones (es porque rezarán después).

Puedo asegurar que lo peor del tema de salir a comprar ropa es este: No existen los vestidores, porque está prohibido probarse las prendas... Yo supongo que tiene que ver directamente con el afán de alejar a toda costa la posibilidad de que una mujer se despoje de su ropa -aunque sea detrás de una puerta- en un lugar donde hay otras personas... Es que eso pondría imágenes obscenas en la cabeza de los hombres! Bueh... Solución? Confía en la etiqueta, o en tu puro ojo... Me ha pasado equivocarmeme (Ustedes saben cómo es eso, no hay nada como probarse algo antes de comprarlo!) y tener que volver al mall sólo para hacer un cambio. Luego de ese primer error, opté por pasarme harrto rato mirando y comparando la cintura de un pantalón con la mía, por ejemplo, antes de ir a la caja. Pero el infalible es sólo uno: Pagar, y salir en busca del baño más cercano para probarte la prendita. Ojo, esto lo hago únicamente con los pantalones o con vestidos, porque con las otras prendas, como blusas o sweaters, pues yo aconsejaría agarrar mi desfachatez de remangarse la abaya y probarse encima las prendas. En fin... que este tema es problemático únicamente para las mujeres, supongo.

Y ya que entramos al tema del cuidado de la moral (...bueh), no puedo dejar de mencionar esos curiosos paneles publicitarios que hay en algunas tiendas de ropa. Dejemos que la imagen hable por sí sola:


CHAN...! (No le hice ningún tipo de edición a la foto, sólo le agregué un marco)

La tienda GAP es la que más me llama la atención porque no dejan ni la sombra de los rasgos del rostro, como en la foto de arriba, sino que la cabeza es un borroso círculo naranja, sin ningún matiz... y siempre va hasta el escote pecador.

Por último, si a veces me suelo demorar horas de horas en eso del shopping no es necesariamente porque compre mucho, sino porque me toca buscar mucho. En cuanto al estilo, la oferta de ropa aquí es muy diferente a la oferta limeña a la que yo estoy acostumbrada: a las sauditas les gustan demasiado las tachuelas, los brillos, las lentejuelas, la combinación drástica de colores, etc, así que eso es lo que muchas tiendas suelen traer. Por supuesto, también hay tiendas en donde no hay mucho pierde, pues son de gustos más discretos...más normales...o menos agresivos (no sé cómo decirlo!). En fin, que cuando encuentro algo lindo y de mi estilo, prosigo a pedirle con fervor a mi suerte que la prenda esté disponible en mi talla.


Buscar calzado aquí, para mí, es sufrir...
Dicen que Dubai (uno de los siete Emiratos Árabes) es un emporio de la moda y que está plagado de centros comerciales enooormes, pero, digo yo, si todo va en el mismo estilo que la extraña Riyadh... pues qué pereza echarse a buscar ropa allí. Nunca me encantó ir a comprar ropa en Lima, me aburro rápido, pero esta ciudad me está obligando a superar eso a la fuerza, por una cuestión de necesidad de búsqueda. Qué bromita de la vida. Lo que no se puede negar es que Riyadh está poniendo a prueba mi tolerancia en muchos sentidos, comenzando por este tan superfluo de la moda. En todo caso, al margen de todo, lo notorio en este tema es cómo el orden religioso está en todos los aspectos de la vida diaria aquí, en la práctica; sin poder ser precisos, me parece que, en promedio,  los occidentales, únicamente tenemos el vínculo religioso los domingos, porque hay misa... Aquí no, pues la religión es la columna vertebral de la cultura. Es impresionante.


Han sido unos buenos meses de experiencias y observación. Me he comprado bibliografía sobre el Islam, y el Corán mismo en edición castellana. Es hora de estudiar bien la teoría para hacer una verdadera construcción de esta interesantísima cultura (ya he ido seleccionando artículos y noticias del tema). Los próximos post intentarán tener el enriquecimiento de lo que vaya estudiando, pero vendrán más adelante. Mientras tanto, abrazos desde Riyadh!